Tú, la bocina que espantó mi vacío caminar en torpe dirección.
Mano que amputó desnudo y desenfreno,
asesina de la inocencia que reclama el retorno.
Lo que estuvo jamás, vendrá algún día para ser perdonado,
cabello enterrado en asfalto y
escupiendo un río escarlata.
Esa ‘cosa’ que sentí por usted,
es algo que en su puta vida podrá bosquejar.
Porque eres horror / error
que hizo de mí,
un triste consuelo de dudas,
que aún patean la suicida cabeza.
No hay música aquí.
Ni siquiera la ‘sin-voz’ me quiere escuchar.
Sólo suspiros logran exorcizar calles sin salida y el sentir,
reflejo desdibujado de las sobras de mi alma.
Usted, que hizo de mi andar,
moretones quebranta-dientes.
Tú, idiota canción disonante
que atormenta sordos deseos.
Mi amado, que disfruta refregar la cola entre la leva,
pues nada más espera jadeante hipocresía
y regalar fúnebres promesas.
Las mismas que hasta ayer oí.
Las mismas que hoy vomitan mis restos.
Mano que amputó desnudo y desenfreno,
asesina de la inocencia que reclama el retorno.
Lo que estuvo jamás, vendrá algún día para ser perdonado,
cabello enterrado en asfalto y
escupiendo un río escarlata.
Esa ‘cosa’ que sentí por usted,
es algo que en su puta vida podrá bosquejar.
Porque eres horror / error
que hizo de mí,
un triste consuelo de dudas,
que aún patean la suicida cabeza.
No hay música aquí.
Ni siquiera la ‘sin-voz’ me quiere escuchar.
Sólo suspiros logran exorcizar calles sin salida y el sentir,
reflejo desdibujado de las sobras de mi alma.
Usted, que hizo de mi andar,
moretones quebranta-dientes.
Tú, idiota canción disonante
que atormenta sordos deseos.
Mi amado, que disfruta refregar la cola entre la leva,
pues nada más espera jadeante hipocresía
y regalar fúnebres promesas.
Las mismas que hasta ayer oí.
Las mismas que hoy vomitan mis restos.
por: Sol