
Sangro, más cicatrizo bien y ya no sufro.
Digo que no sufro,
pero en tus manos queda el rojo llanto en flor marchita.
Ciega como tu alma sin luz,
desciendo entre pasos callados,
sembrando el deseo sobre tu piel
que me hizo tan egoístamente tuya.
Odio a quien te espera.
Un corazón ajeno,
que no sangrará por ti,
que sólo agoniza por él.
Maldito destino,
perpetuado entre labios,
amargos susurros
y humedad sin culpa.
Mientras duermas en paz
y aquí sobre el tormento,
despertaré con más ganas de morir
en el humo del último cigarrillo.
Digo que no sufro,
pero en tus manos queda el rojo llanto en flor marchita.
Ciega como tu alma sin luz,
desciendo entre pasos callados,
sembrando el deseo sobre tu piel
que me hizo tan egoístamente tuya.
Odio a quien te espera.
Un corazón ajeno,
que no sangrará por ti,
que sólo agoniza por él.
Maldito destino,
perpetuado entre labios,
amargos susurros
y humedad sin culpa.
Mientras duermas en paz
y aquí sobre el tormento,
despertaré con más ganas de morir
en el humo del último cigarrillo.
por: Sol